Bolívar contemplando como los venezolanos somos maltratados dentro y fuera de Venezuela. Mi delirio sobre el Chimborazo. Tito Salas. 1929. |
"Yo venía envuelto con un manto del Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del universo. Busqué las huellas de La Condamine y Humboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; llegue a la región glacial; el éter sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que puso las manos de la eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes."
Estimados Liponautas
Hoy tenemos el gusto de traerles el acercamiento que hace Alberto Hernández al libro "Sobre la migración venezolana" la obra más reciente del escritor venezolano Francisco Aguiar, donde nos muestra las consecuencias de los delirios de Miraflores.
Esperamos que disfruten de la reseña y que adquieran el libro lo más pronto posible.
Atentamente
La Gerencia.
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En estas páginas emigramos todos. Desterrados, asilados, traspapelados, ignorados o propensos a ser parte de una cifra macabra, los venezolanos de estos años oscuros han tenido que huir de una tiranía que, como decía Bolívar, el mismo que es usado como propaganda, es preciso escapar de un régimen perverso.
En estas páginas de Francisco Aguiar no se esconde ningún tema alusivo a este fenómeno de tantas cabezas que no será difícil de resolver a menos que los culpables de esta tragedia dejen el poder y sean enjuiciados por cometer crímenes de lesa humanidad.
Con un lenguaje claro, sin adornos, el autor se pasea por todos los dolores, no deja puerta cerrada para entrar o salir de esta realidad que tiene como número más de 7 millones de venezolanos recorriendo el mundo, tanto el occidental como el del otro lado de la tierra. Pero es América, la india, la negra y la pálida (y la blanca anglosajona) la que ha recogido a más compatriotas alejados de sus afectos. Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Argentina, Brasil, Panamá, Costa Rica, México, Estados Unidos, Canadá, son hoy geografías donde el acento venezolano se oye en trochas, calles, oficinas, aeropuertos, puertos o muelles, etc.
El venezolano se ha internacionalizado desde el sufrimiento. Familias divididas, perdidas. Familias sin familia. Hijos sin padres. Abuelos sin nietos. Un país convertido en un mapa de desvelos.
Leer este libro de Francisco Aguiar, desde su morada en la Colombia solidaria, es percibir que una vez ellos, los colombianos, fueron también expatriados por la violencia guerrillera, por la afrenta de la droga y las injusticias de muchos que se dicen demócratas.
Desde el afuera doloroso, desde la mirada lejana de la familia desalojada de su clima, este libro nos permite sabernos parte de un viaje no deseado. La mayoría de quienes se han marchado del país lo han hecho por no soportar los desmanes de un régimen que ha criminalizado todo: el sistema educativo destruido, así como el sanitario, sin dejar de mencionar que el salario casi no existe, que los beneficios obtenidos gracias al esfuerzo han sido robados o esquilmados por una claque uniformada, apoyada por el alacranismo de civiles de diversos matices.
Aguiar nos ha paseado por un mar revuelto. Nos ha acercado a eventos terribles, a sucesos en los que es necesario reflexionar para poder entenderlos desde la perspectiva de todos los estudios, especializados o no.
Se trata de un libro que nos invita a solidarizarnos con quienes, la mayoría, sufren las consecuencias de no vivir en tierra propia. Muchos rechazados, humillados y ofendidos por algunos nacionales de esos países que se sienten invadidos por los que huyen de una tiranía.
Alberto Hernández
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SOBRE EL GÉNERO EPISTOLAR: VOZ DE ALERTA
Nuestros artistas venezolanos y la migración forzada.
Actualizada el 29/09/2023
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